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La homosexualidad (del griego antiguo ὁμός, ‘igual’, y del latín sexus, ‘sexo’) es la atracción romántica, atracción sexual o comportamiento sexual entre miembros del mismo sexo.[3][4][5][6][7][8] Como orientación sexual, la homosexualidad es un patrón duradero de atracción emocional, romántica y/o sexual hacia personas del mismo sexo. También se refiere al sentido de identidad basado en esas atracciones, los comportamientos relacionados y la pertenencia a una comunidad que comparte esas atracciones.[9][10]
Es difícil estimar de manera fiable el porcentaje de la población homosexual o la proporción de personas que tienen experiencias homosexuales por distintas razones, fundamentalmente debido a que muchos homosexuales no se identifican abiertamente como tales, debido a la homofobia.[11] No hay consenso en la comunidad científica en torno a las causas concretas por las que un individuo desarrolla una orientación sexual heterosexual, bisexual, homosexual o dirigida a terceros sexos o géneros.[9][12][13][14] La ciencia tiende a favorecer modelos biológicos, pero el consenso científico es que no hay un único factor que explique el desarrollo de la orientación sexual. La orientación sexual se determina por una compleja interacción de factores biológicos y ambientales y queda determinada a una edad muy temprana, muy anterior a la pubertad.[15][16] Algunos estudios han mostrado que, en el caso de la homosexualidad masculina, los factores biológicos predominan sobre los ambientales y sociales, pero también han mostrado que esa causalidad es menor en la homosexualidad femenina.[17][18][19]
No hay evidencia científica de que las experiencias en la infancia del individuo o la crianza de los hijos por los padres influyan en la orientación sexual del individuo.[13][14] El consenso científico es que la orientación sexual no es algo que una persona pueda elegir voluntariamente, y no hay pruebas de que sea posible cambiar la orientación sexual que cada persona tiene.[20] Las relaciones afectivo-sexuales homosexuales son psicológicamente equivalentes a las heterosexuales,[10] incluida su capacidad de criar hijos en familias homoparentales.[10][21][22][23][24][25][26][27]
El comportamiento homosexual ha sido observado en cientos de especies animales, especialmente en mamíferos y aves.[28][29][30][31][32] La homosexualidad es una manifestación normal y natural de la sexualidad humana y no es en sí misma una fuente de efectos psicológicos negativos.[9][33] Aunque el término «homosexualidad» no aparece hasta el siglo XIX, las distintas culturas humanas han identificado comportamientos homosexuales al menos desde el I milenio a. C., y desde entonces han existido múltiples actitudes hacia la homosexualidad: ha sido tanto admirada como condenada como vista con indiferencia. La cultura occidental y cristiana gestada por Europa y extendida a todo el mundo mediante el proceso de occidentalización, se caracterizó por un fuerte rechazo de la homosexualidad (homofobia),[34][35] tanto desde el punto de vista penal, como médico-psiquiátrico y religioso; desde mediados del siglo XX una creciente movilización y organización LGBT ha ido conquistando derechos y una progresiva aceptación social de la homosexualidad y la bisexualidad, a partir de su despenalización y despatologización.[36][37]